Implantes

Una forma de entender los implantes dentales sería verlos como sustitutos de las raíces de los dientes, unas “raíces” de titanio que van ancladas al hueso y sirven de soporte para colocar un poste y una corona que restituye el aspecto y la función de un diente natural. ¿Por qué debo sustituir mis dientes perdidos? Cuando usted pierde un diente este deja un espacio vacío en su boca, este hueco compromete su forma de morder, la habilidad de masticar e incluso el habla. Así mismo aumenta la carga que sufren los dientes restantes pudiendo llegar a dañarlos.

Al existir este espacio los dientes vecinos tienden a ocuparlo alterando su posición optima, lo que dificulta la higiene y favorece el acumulo de bacterias y la aparición de patologías. Esta pérdida también produce una reducción del hueso (mandibular o maxilar), lo que conduce a un impacto o afectación estética del rostro. ¿Cómo se coloca un implante dental? El implante se coloca en una simple intervención quirúrgica bajo anestesia local y en condiciones de esterilización del campo quirúrgico. Una vez colocado el implante reposa durante un periodo variable de cicatrización, para que este se integre en el hueso y pueda soportar las fuerzas de masticación. Una vez pasado este tiempo, se inicia el tratamiento restaurador en que se sitúa la prótesis. En ciertos pacientes con características favorables se pueden realizar implantes con carga inmediata.

Donde se coloca el implante y la prótesis provisional el mismo día de la cirugía. Hoy en día una boca con poco hueso es totalmente compatible con la colocación de implantes dentarios. Las técnicas de regeneración ósea nos permiten recuperar volumen de hueso en la inmensa mayoría de casos.  Para un buen pronóstico de sus implantes dentales, es imprescindible establecer un plan de revisiones periódicas para comprobar el estado del implante así como del ajuste de sus diferentes componentes y la forma en que estos interaccionan con las demás estructuras dentarias. Los puentes y prótesis colocados sobre los implantes no se corren, ni deslizan en la boca garantizando su buen funcionamiento en el habla y masticación.

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